Hola, mi nombre es Rosy y soy hermana de Ángel Flores. Hoy, con profundo dolor en el corazón, puedo decir que su nombre cobra un nuevo significado: un ángel que ahora nos cuida desde el cielo.
Nuestra vida dio un giro inesperado hace un mes, cuando Ángel fue internado de urgencia por una fuerte neumonía. Esta enfermedad avanzó de manera silenciosa y causó un grave daño en sus pulmones. Lamentablemente, su condición se vio agravada por el uso prolongado del vapeador, un hábito que parecía inofensivo, pero que terminó teniendo consecuencias devastadoras. Muchos desconocíamos este riesgo, y hoy, con apenas 22 años recién cumplidos, Ángel nos dejó demasiado pronto.
Era un joven lleno de vida, alegría y sueños. Brillante, amable, siempre rodeado de amigos y con un futuro prometedor. Estaba por concluir su carrera en Ingeniería en Desarrollo y Gestión de Software en la UTCh, en su último cuatrimestre, a punto de cumplir una de sus grandes metas.
Durante su hospitalización, que duró casi un mes en cuidados intensivos, hicimos todo lo posible para apoyarlo, tanto emocional como económicamente. Los gastos médicos han sido muy elevados, y aún enfrentamos compromisos por cubrir. Por eso, hemos recurrido al apoyo de la comunidad con actividades para recaudar fondos, y agradecemos profundamente cada gesto de solidaridad que hemos recibido.
La ausencia de Ángel deja un vacío inmenso, pero también un legado de amor, de sonrisas y de generosidad. Con la ayuda de Dios y de todos ustedes, seguiremos adelante, honrando su memoria como él hubiera querido: con esperanza, con fe y con el corazón abierto para ayudar a los demás.
Gracias por acompañarnos en este difícil camino.